Los riesgos de la barriga cervecera

Si pudiéramos clasificar a todos nuestros conocidos adultos por su "grado de gordura" podríamos decir, a grandes rasgos, que hay tres tipos de personas. Los que están "en su peso", los que están "subiditos de peso" (que tienen un exceso de grasa visible pero solo en la zona abdominal) y los que claramente tienen mucho sobrepeso (en los que el exceso de grasa se distribuye por todo el cuerpo). Concentrémonos en los segundos. Sí bien es cierto que no están en su mejor forma, consideramos casi normal que alguien tenga una "barriga cervecera" (o "guata chelera", como le llamamos los peruanos) y no nos preocupamos demasiado por eso. Pero lo que muchos no sabemos es que esa barriga cervecera también es una forma de obesidad. Y, sorprendentemente, puede ser la más peligrosa de todas.






Los médicos suelen reconocer, varias formas de obesidad, dependiendo de la causa o de la forma en que se distribuye el exceso de grasa a través del cuerpo. Podría decirse que existe una obesidad "central", localizada en el tórax y el abdomen, y otra "generalizada" donde el exceso de grasa se distribuye de manera general en todo el cuerpo.

Un grupo de investigdores europeos y norteamericanos quisieron comprobar si existía alguna diferencia fundamental entre el tipo de obesidad y un mayor o menor riesgo de contraer una enfermedad cardiovascular. Para ello compararon los datos de 15mil adultos de todas las edades. Y lo que comprobaron es que las personas con obesidad central tienen más riesgo de morir por problemas cardiovasculares que las personas que tienen obesidad generalizada. En el caso de las mujeres el riesgo es 50% mayor. Y en el caso de los hombres es el doble

La grasa abdominal

Pero ¿cómo es posible que las personas que tienen un peso promedio y solo tienen grasa visible en el abdomen tengan mayores riesgos de morir que las personas completamente obesas? Los mecanismos exactos no se conocen, pero en general los médicos consideran que la grasa visceral (la que está alrededor de los órganos abdominales), a diferencia de la grasa que se encuentra en otras partes del cuerpo, influye más en el metabolismo del corazón.

De todos modos es importante advertir que el estudio sólo se basó en las medidas corporales y no se consideraron otros aspectos que pueden ser importantes como la salud de las arterias, problemas cardíacos u otras enfermedades. 

Lo que está claro es que hay que procurar estar "en nuestro peso". Y eso se logra no solo comiendo mejor sino, sobre todo, haciendo actividad física moderada de forma frecuente: A veces basta con caminar más (todos los días), preferir las escaleras al ascensor o salir a trotar de vez en cuando. Pero también hay que cuidar la dieta, eliminando el exceso de harinas y grasas de entre lo que comemos y bebiendo más agua. Todo esto puede ayudar a reducir el perímetro abdominal y, de paso, el riesgo de padecer de problemas coronarios. 

Más información
  • El estudio fue publicado en la revista médica Annals of Internal Medicine. El resumen puede leerse aquí (en inglés)
  • Un reportaje sobre este mismo tema fue publicado en el diario el País . Puede leerse aquí 



Un artículo de contenidoweb.net para Clínica Urozen 


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