El SIDA contraataca

Algunos creen que el SIDA ha dejado de ser noticia y que hablar de esta enfermedad es repetitivo y no tan necesario como hace unos años, porque la humanidad ha logrado algunos avances en su lucha contra esta epidemia. A primera vista parecen haber motivos para ser optimista: Si en el 2001 sólo un millón de los enfermos podían acceder a los tratamientos, la cantidad hoy es de 18 millones personas en tratamiento, lo que constituye la mitad de los infectados. Además, gracias al abaratamiento de los tratamientos y el éxito de las campañas de prevención en muchos países, la epidemia ha dejado de crecer y, en cierta forma, se ha "estabilizado". Sigue siendo una enfermedad incurable pero ha logrado ser "controlable" y la mayoría de las personas que reciben tratamiento pueden vivir con ella. Hasta el año 2000 unas 3 millones de personas contraían anualmente la enfermedad. Desde el 2010, aproximadamente, la cifra se ha reducido a "solo" 2 millones de nuevos contagiados cada año y se ha mantenido "estable" hasta hoy.  



Pero....

Pero si bien algunos de los retos antiguos se están enfrentando, están surgiendo nuevos y difíciles desafíos que pueden disparar la gravedad de la enfermedad en los próximos años. ¿Qué ha ocurrido? Que el virus del sida (VIH) está desarrollando resistencia a algunos fármacos. En algunas de las zonas más vulnerables, como el Africa Central y del sur la resistencia del virus frente a los medicamentos ha pasado de 5 a 15% por ciento. Es decir, ese 15 por ciento de los infectados que están en tratamiento podría morir y, lo que es peor, transmitirle ese virus "reforzado" a otras personas. 

¿Por qué está ocurriendo esto? Para entenderlo tenemos que explicar brevemente como funcionan los tratamientos estándar

Los tratamientos y los nuevos retos

Actualmente a la mayoría de los enfermos se les entrega lo que se llaman "fármacos de primera línea", que suele ser una o dos pastillas que combinan varios retrovirales que hay que tomar con regularidad. Son pastillas potentes, no son muy caras y permiten mantener controlada la enfermedad. Pero en muchos casos esos fármacos de primera línea no son suficientemente efectivos para ciertos pacientes y entonces el médico, luego de comprobar que el tratamiento no va bien, receta los "fármacos de segunda línea" que son medicamentos mucho más fuertes pero también más caros y más tóxicos (causan efectos secundarios y algunos daños a la salud y por eso es que no se les receta desde el principio) con lo que pueden mantener controlada la enfermedad. Pues bien, la única forma de saber si un paciente debe cambiar el tratamiento "A" por el "B" es acudiendo a sus controles médicos regularmente. Pero en muchos países pobres los pacientes, por cuestiones económicas (falta de recursos, dificultades para trasladarse a los centros de salud, problemas educativos etc) no se hacen los controles con la frecuencia con la que deberían. Así que, para que se entere que debe cambiar de medicamento, un paciente de un país pobre puede demorarse unos 12 a 15 meses (cuando en Europa no pasan más de unos días) ¿Y qué pasa en ese tiempo con el virus que tienen esos pacientes? Como el virus es atacado por un medicamento que no lo "golpea" mucho, tiene tiempo suficiente para "evolucionar", "adaptarse" a la medicina y volverse resistente a ella. En esos 15 meses el virus se "fortalece" (es decir, experimenta una mutación genética que lo hace inmune al medicamento) y puede contagiarse a otras personas, que ya no contraerán la versión "suave" de la enfermedad sino la nueva, la más difícil de curar.  Y ahí está el gran problema: Según la Organización Mundial de la Salud el 37% de los infectados en países pobres están desarrollando resistencia a los tratamientos

¿Qué hacer? Los organismos mundiales de la lucha contra el SIDA están trabajando en planes para dotar a los centros de salud de los países pobres de las herramientas médicas necesarias para mejorar el diagnóstico de los pacientes que han desarrollado resistencia a los fármacos de primera línea. Pero también es necesario insistir en la prevención y en la educación de los pacientes ya infectados para que hagan todos los esfuerzos por mantener controlada su enfermedad. Por eso las campañas educativas, de prevención y de salud son más necesarias que nunca. No podemos bajar la guardia

Más información
  • Las cifras de esta nota han sido tomados de un reciente artículo publicado en el Diario El País que puede consultarse aquí
  • Sobre los esfuerzos mundiales de la lucha contra esta enfermedad puede consultarse la web del organismo de las Naciones Unidas para el SIDA (ONUSIDA). Clic aquí




Un artículo de contenidoweb.net para Clínica Urozen 


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